La vida es una constante toma de decisiones, lo más complicado es llevar a cabo la decisión correcta, la más adecuada o simplemente la que más nos satisfaga, porque aun cuando elegimos no decidir, estamos decidiendo. Y así, tomando decisiones fue como retome mi vida de estudiante, iniciando una licenciatura que siempre anhele, y me inscribí a una Universidad privada.
Erróneamente pensaba que el ser alumno de una universidad privada te otorgaba ciertos "privilegios"; consideraba que el ser puntual en tus pagos te permitía situaciones como llegar tarde a tus clases, poder faltar cuando quisieras, tener maestros que fácilmente te aprobaban y pensaba que obtener un 10 era “cosa de niños”, reitero ERRÓNEAMENTE.
Durante mi estancia en la Universidad, comprendí que llegar temprano a tus clases, te crea el hábito de la puntualidad, el no faltar a la escuela te genera compromiso, que la calificación obtenida se gana con esfuerzo y dedicación; nadie te regala nada ni siquiera un 6, tal cual lo aprendí, o mejor dicho estoy aprendiendo.
Es muy fácil aprender cuando te encuentras con excelentes docentes, quienes ayudan a que tu aprendizaje sea significativo, analítico y crítico, pero lo más inspirador es ver cómo los docentes aman tanto su profesión que te permiten reconfirmar que nos encontramos en la formación y camino correcto.